Una de las cosas que más me ha llamado la atención de ni nueva afición a leer cómics es que mis temáticas favoritas en cómic son totalmente distintas a las que tengo en la literatura. Por ejemplo, en cómic me encanta leer biografías, género histórico o historias más cercanas a la vida cotidiana, que son temas que no suelen estar entre mis lecturas habituales. Por eso, creo que nunca me hubiera acercado al tema de esta semana, las dictaduras, si hubiera tenido que leerlo en un libro.
Los dos cómics que os traigo hoy, Pyongyang y No puedes besar a quien quieras, tienen en común que sus protagonistas se encuentran bajo regímenes dictatoriales y ven como su vida se ve limitada o afectada por esta situación. A diferencia de lo que estamos acostumbrados con las distopías, las dictaduras mostradas en estas obras, sí son, o fueron, reales y los creadores de estas historias las experimentaron de primera mano.
Pyongyang es el relato autobiográfico de la experiencia del autor, Guy Delisle, viviendo y trabajando durante un par de meses en Pyongyang, capital de Corea del Norte durante el 2001. Durante esos meses, Delisle tendrá una oportunidad que pocos occidentales han tenido, acceder a una de las dictaduras actuales más herméticas.
El cómic se centra en narrar los eventos más importantes desde que llega al país, para dirigir un grupo de dibujantes de animación, hasta que se marcha. Durante toda su estancia somos conscientes del grado de control al que tienen sometidos a los extranjeros, no pueden salir sin guía y escolta y sólo pueden ir a los lugares permitidos, el grado de desabastecimiento que tiene el país, que carece que los productos más básicos y el miedo que tienen todos sus ciudadanos a hablar o parecer sospechosos.
Sin embargo, a mí me decepcionó un poco porque Delisle no aporta ningún comentario o crítica la situación que vive. Las experiencias que tienen son lo suficientemente chocante para generar alguna reflexión y esta está ausente del cómic. Además, en ocasiones me parecía que la actitud del autor era de paternalismo o superioridad moral con respeto al país y sus habitantes. Eso le impedía acercarse de verdad a lo que estaba ocurriendo y cuestionarse no sólo la situación de Corea del Norte sino también la de occidente.
En resumen, como relato de un viaje por un país poco conocido es interesante pero no aporta mucha reflexión o profundidad a un tema que yo creo que daba mucho más juego. Una pena.
Puntuación: 2/5
No puedes besar a quien quieras nos sitúa en 1939 en Polonia, que en esos momentos formaba parte de la URSS, controlada por Stalin. En esa sociedad, un acto tan banal como un niño intentando besar a una niña durante la proyección de una película propagandística desencadena toda una serie de acontecimientos, miedos, acusaciones y paranoias. A través de los ojos de los niños, que son los protagonistas, la autora nos irá mostrando la necesidad de llevar una doble vida en una sociedad dirigida por la censura y controlada por el miedo. Los niños, aunque no terminan de entender lo que está sucediendo si son capaces de intuirlo, comprenden que ahora mismo hay más cosas en juego que un simple beso.
A lo largo de las 108 páginas, es una historia muy cortita, veremos lo que esconden los distintos personajes y las formas que han tenido que inventar para poder seguir siendo ellos mismos, bajo un régimen que intenta aplastar cualquier riesgo de disidencia. Con mucha sutileza y doble sentidos, este cómic nos habla del riesgo que pueden llegar a tener las palabras cuando estas se atreven a romper el ambiente claustrofóbico que rodea a los personajes.
Mi única crítica es que, aunque la historia es muy interesante y está bien contada, creo que aporta sólo un lado de la historia al mostrarnos sólo a personajes que se mueven por el miedo. ¿No había nadie que creyera en el sistema? ¿Quién mantenía aquello si todos estaban en contra? Aun así, entiendo que la intención de la autora era ofrecer más una crítica y una reflexión que una verdadera imagen de la época. Eso se nota especialmente en la moraleja final de la historia, que aunque no me desagrada, me pareció innecesaria en una obra dirigida a los adultos.
En cuanto a los dibujos, no me parecieron nada especial pero si es cierto que tienen un toque infantil que pega muy bien con el tono de la historia. Son tiernos pero al mismo tiempo consiguen transmitir esa idea de una vida gris con los colores utilizados: nunca se trata de colores vivos si no que todos ellos son bastante apagados.
En resumen, una historia que habla de dictadura e hipocresía para defender la libertad y la honestidad con uno mismo y utilizan el punto de vista ingenuo de los niños para transmitir su mensaje con sutileza pero no por ello con menos fuerza. Una lectura interesante.
Cita favorita
Puntuación:3’5/5
Y aquí termina mi pequeño recorrido por las dictaduras en los cómics. Por supuesto, no se me olvida que si hablamos de dictaduras, una recomendación que no puede faltar es Persépolis, pero de ese cómic ya os he hablado hasta la saciedad. Y vosotros…
¿Os animaríais a leer alguno de estos cómics?
¿Tenéis alguna recomendación?
3 comentarios:
¡Hola! no los he leído pero de momento no llaman demasiado mi atención,
Un beso.
¡Buenas! A mí me pasa algo parecido, en literatura no puedo con la romántica y sin embargo bebo mangas shojos xDD Cosas de la vida (?) No me atraen ninguno de los cómics pero sí que he leído Persépolis y me gustó bastante, me pareció muy esclarecedor...
Un beso! ^^
Hola :) Me llama especialmente el de No puedes besar a quien quieras, imagino que es por que los protagonistas sean niños, le da un toque más bonito a la historia. Los dibujos como dices no parecen del otro mundo pero no me desagradan tampoco. Un besito ^^
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